Gazzena
Longitud: 1700 metros
Dificultad: baja
Tiempo: alrededor de 2 horas
La Contrada Gazzena es sin duda una de las áreas más interesantes desde el punto de vista naturalístico y paisajístico.
Siguiendo las indicaciones para el ex hotel Perla Jonica, se llega en Via Urne y luego, girando a la izquierda, en Via dei Maceratoi, desde la cual se coge, a la izquierda, la calle sin salida hasta llegar a la barra indicada en la planimetría.
Desde ese punto, se sigue por una típica callejuela de campo (rasula) hacia un almacén abandonado, situado sobre una altura, al lado del cual se extiende un sendero rumbo al Norte que lleva a otra rasula, muy larga y bien conservada, que tiene al lado un característico canal de riego (saia).
Recorriéndola hasta el final, en dirección al Este, se observa un edificio en ruinas que acoge un pozo y los restos de una máquina de vapor, utilizada para elevar el agua que servía para regar las plantaciones de agrios y las huertas situadas en las planicies subyacentes y suprayacentes.
Ya que toda las áreas cultivables se encuentran hoy en completo estado de abandono, es posible observar la reconstitución de la original maquia mediterránea.
Una vez sobrepasado el pozo, podemos asomarnos sobre un primer escalón de la Timpa della Gazzena: aquí el terreno muestra dos escarpes de falla paralelos que generan otros tantos rellanos descendentes. Quedándonos en el rellano más alto y recorriendo el borde en dirección al Norte por casi 100 metros, llegamos a un caserío abandonado, junto al cual surgen arbustos de Zumaque, planta antiguamente utilizada para el curtido de pieles.
Desde aquí empieza la bajada por un empinado y tortuoso sendero donde, sobre una losa de piedra volcánica, se pueden observar unos símbolos esculpidos y la inscripción: “Arcangelo Calanna benefició esta tierra en el Año de Nuestro Señor 1868”.
Una vez atravesada la planicie, podemos asomarnos al borde de la segunda falla, de donde se abre el despeñadero de la Timpa marina.
El espectáculo que se nos presenta a la vista es único y emocionante: peñas de lava, quebradas y ensenadas, vegetación halófila, mar celeste y cristalino.
En paralelo al borde de la escarpa se encuentra una senda que costea el antiguo muro de piedra seca, hecho con las características piedras “paralupo”.
Siguiendo por el sendero se llega a un allanamiento, que sube suavemente hacia una construcción (la Casazza), recién rehabilitada, rodeada por una rica espesura de Robles Pubescentes. En alternativa, es posible alcanzar esta construcción por una rasula medio escondida por la vegetación, que se desanuda al borde del primer escalón, a una altura de 60 metros sobre el nivel del mar.
El sendero de vuelta es parcialmente distinto del recorrido de ida: volviendo hacia la planicie se divisa, a la derecha, un ancho sendero transitable que lleva a una imponente
mansión señorial (Villa Calanna) que, a pesar de su estado de total abandono, representa una joya de arquitectura rural.
Un sendero que se desanuda hacia sureste reconduce al almacén abandonado, desde donde había empezado la excursión.